7.5/10
Han pasado treinta años desde el disco debut de James. Sí, treinta años. En tres décadas de carrera, interrumpidas solamente por un breve receso de seis años, el grupo liderado por Tim Booth siempre se ha mantenido como uno de los emblemas de la música alternativa británica. Nunca apuntando para las masas, sino que enfocados en la consistencia de su catálogo, James ha ido ganando su base de fanáticos a fuego lento. Así han conseguido moderados éxitos con canciones como “Laid”, “Say Something” y “Sit Down”, grandes composiciones que han nacido en alguno de sus catorce discos de estudio que tienen a la fecha. Fueron protagonistas fundamentales en los más importantes festivales en la década de los 90, pero en esta nueva etapa –luego de su reunión– se están enfocando en disfrutar la música que hacen juntos.
Esa actitud se vio reflejada en su excelente disco de 2013, “La Petite Mort”, que fue una suerte de reinicio sónico para el grupo. El sucesor de ese álbum de temáticas que tocaban la mortalidad y la belleza, se llama “Girl At The End Of The World”, un disco sin duda más alegre que su predecesor, pero no por eso menos hermoso. En 45 minutos, James nos pasea por un conjunto de canciones que despliegan todas sus fortalezas y exhiben el alto sentido de la melodía que tiene la banda. Composiciones que emocionan entre suaves líneas de guitarras, sintetizadores y ritmos sincopados, como la estupenda “Surfer’s Song” o la punzante y peligrosa “Move Down South”. Trataron de ampliar un poco más su paleta musical y la jugada les resultó perfecta. Aún hay canciones con el típico ADN de James, como por ejemplo “Nothing But Love” o “Feet of Clay”, pero en general, tomaron riesgos y salieron triunfadores.
Las primeras dos canciones dan una pequeña ventana de lo que estamos por escuchar: “Bitch”, se va construyendo con una base rítmica constante que saca lo mejor del electropop actual y que empieza a tomar fuerza en la mitad de la canción. Suena como Joy Division mezclado con Chromatics. Mientras que “To My Surprise”, sigue con esa vibra synthpop mientras intercambia amor y agresividad en sus letras. Si los comienzos son importantes, James empezó esta carrera con un gol de ¾ de cancha.
“Girl At The End Of The World” es una colorida y brillante aventura musical con ritmos bailables, exquisita ornamentación, cargada a la electrónica y el rock, y que suena maravillosamente consistente gracias al talento de Booth y compañía. Bravo.
Ignacio Cisternas.