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Música & Entretención

David Bowie - "Blackstar"

9/10

Hasta antes de su salida al mercado, “Blackstar” sólo era un disco más. Bueno, no tanto como eso porque era el vigesimoquinto trabajo de uno de los músicos más influyente en la historia de la industria discográfica: David Bowie. Pero tanto la sonoridad del álbum, como los títulos de las canciones y las letras de éstas, adquirieron otro sentido cuando todo el mundo se enteró de que “El Duque Blanco” había arrastrado un cáncer durante meses y que con el LP se estaba despidiendo de este mundo. Falleció dos días después del lanzamiento, dejando un puñado de canciones que hablan de la vida, la muerte y la resurrección, entre otras cosas.

Acostumbrado a sorprender, el vanguardista de Bowie se dio el lujo de experimentar con jazzisticas melodías y traer de regreso a su instrumento favorito de los años 80: el saxofón. El disco parte con la psicodélica “Blackstar”, que se extiende por casi 10 minutos y que a ratos suena oscura y un tanto dispar, pero que funciona como introducción para un disco que sólo cuenta con 7 temas. La segunda canción es “‘Tis a Pitty She Was a Whore” que es muy ochentera y que prepara el ambiente para “Lazarus”, el tercer corte del álbum y que tiene las frases del disco que hoy suenan más evidentes. “Look up here, I'm in heaven / I've got scars, that can't be seen”, es decir: “Mira hacia arriba, estoy en el cielo/Tengo cicatrices, que no pueden ser vistas”.

Pero “Lazarus” da paso a un tema más rockero “Sue (Or In a Season of Crime)” que en 4 minutos y 40 segundos despliega una mezcla de vientos y cuerdas que la hacen sonar muy progresiva y donde Bowie hace la mayor gala de su voz. Tras ella aparece la melódica “Girl Loves Me”, que suena como el tema más comercial de todo el disco y que sobresale por sus toques electrónicos. Pero también porque contrasta con la sensual y casi exótica “Dollar Days”. Y por último está “I Can’t Give Everything Away”, un tema más alegre y que cuenta con algunos elementos funk que se funden a la perfección con la sólida voz del “Camaleón del Rock”.

Un disco innovador, sorprendente y fiel al estilo Bowie, quien nunca se guió por los cánones de la industria ni del mercado.

Fernando Duarte M.

 

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