8/10
A pesar de que suena como una veterana, este es sólo el tercer disco para la cantante estadounidense, Angel Olsen. Con raíces asentadas principalmente en el folk (aunque hay trazos de country en su música), en este álbum, Olsen quiso ir un poco más lejos, inyectándole a sus canciones una dosis de pop y psicodelia, en una jugada que nadie esperaba. Los resultados son altamente satisfactorios porque “My Woman”, es sin duda, uno de los mejores LPs que hemos escuchado este año.
Conceptualmente se divide en dos mitades (a la usanza de los vinilos) según la propia artista. El lado A trae las canciones más alegres y esperanzadoras. “En la primera mitad es como si estuvieras teniendo un día fantástico y quieres intentar algo más desenfrenado”, explicó en el lanzamiento del álbum. Mientras que el “lado B”, trae sus composiciones más reflexivas y desafiantes (“Sister” y “Woman”).
La voz de Olsen ha sido comparada con la da Hope Sandoval de Mazzy Star y con Cat Power, y vaya que tiene similitudes. Su capacidad vocal es un instrumento más en esta mezcla de folk, pop y psicodelia que tiene “My Woman”. Todo parte con “Intern”, una hermosa balada que le da paso a la emotiva carta de despedida llamada “Never Be Mine” con sus acordes clásicos y la voz de Olsen sonando por sobre el mix. “Shut Up Kiss Me” es la carta distinta, más agresiva y con una vibra más rockera. Tal como “Not Gonna Kill You”, con sus influencias setenteras.
Mientras que en la segunda mitad del álbum las cosas bajan un cambio y le dan paso a la construcción e introspección por sobre el ritmo, pero en ningún caso deja de ser un disco atrapante. El eje central de esta placa es “Sister”, un tema de ocho minutos que se va construyendo alrededor de una suave percusión y la delicada voz de Olsen. Va ganando momento hasta que llega un fabuloso solo de guitarra donde la norteamericana demuestra que su talento prácticamente no tiene limites.
Un disco que se muestra accesible y bello al comienzo, pero que a medida que vas avanzando vas encontrando capas y capas de arreglos, oscuridad y letras emotivas. Es confuso a veces, pero te mantiene atrapado al final. En cada oída hay algo por descubrir y eso es marca inconfundible de un gran álbum.
Ignacio Cisternas.