7/10
“New Song”, el fiestero primer corte del tercer disco de Warpaint, hizo que muchos creyeran (y creyéramos) que las californianas habían dado un giro en su estilo. Pero por más que hicieran el esfuerzo de incluir beats y elementos electrónicos en “Heads up”, su sonido sigue siendo el dream pop de siempre.
Un poco más adornado, cierto, pero en esencia el cuarteto es el mismo que se hiciera conocido con “The Fool” en 2010. ¿Eso es malo? Claro que no, tomando en cuenta que este álbum es equilibrado rítmicamente hablando y tiene una factura muy cuidada. Tanto es así que las chicas parecen haberse preocupado hasta del orden en que entran y salen las 11 canciones.
El disco comienza con “Whiteout”, un tema de mediotiempo con baterías programadas y que resulta ser la introducción ideal para “By Your Side”, una canción que evoca los sonidos más primitivos de Portishead o Tricky. Como sea, ese track antecede a “New Song”, una canción bailable y las más alejada de todo lo que estas chicas habían hecho antes.
Después de moverse y agitar la cabeza con el que es lejos el tema más popero del disco, y tal vez de su discografía, la banda pasa a “The Stall”. Un track elegante, marcado por el bajo y las cuerdas de unas guitarras difusas que se mueven dentro de una sintonía oscura. Pero esa especie de solemnidad se rompe con “So Good”, una canción más melódica y quizás la más cercana a “New Song”. La parsimonia vuelve con “Don’t Wanna”, una melodía bastante plana y minimalista hecha en torno a una base rítmica adornada con algunos sonidos que parecen tribales.
Ya es pasado la mitad del álbum cuando aparece “Don’t Let Go”, una balada que habita entre el lo-fi y el dream pop. Luego irrumpe “Dre”, otro tema minimalista y sintetizado que a antecede a la canción que le da el nombre al disco. “Heads Up” empieza como un tema salido de un sueño, pero comienza a crecer para transformarse en una de las mejores piezas de toda la placa.
La sensación onírica, sin embargo, se replica en “Above Control” una composición de poco más de 5 minutos que también se mueve entre una nebulosa sonora salpicada con agradables acordes de guitarra.
El remate corre por parte de ‘Today Dear”, un tema melancólico que pone fin a 51 minutos de canciones diversas hechas con el sello de las californianas.
Javier Muñoz.