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Primavera Sound Santiago 2022: La suma de todas las partes

PH: Paz Olivares D

Un debut exitoso nunca es sencillo y menos cuando hablamos de un festival traído desde otra locación.

Lo vivieron en su momento Lollapalooza, Creamfields, Ultra y tantos otros eventos que se han hecho en nuestro país. El esfuerzo de hacer un evento de tal envergadura y con niveles altos de excelencia (impuestos por los mismos organizadores) es altísimo.

Muchas veces los problemas logísticos son demasiados, en otras oportunidades es la burocracia de Estado la piedra de tope o incluso la publicidad para atraer al público al evento no fue la suficiente.

Por eso, lo acontecido con el debut del festival Primavera Sound Santiago durante este mes de noviembre dejo solamente cuentas alegres. Tanto en la organización, que cifró en más de 100 mil personas los asistentes durante el fin de semana festivalero, en el propio gobierno que apoyó la realización de este evento y no menos importante, en los fanáticos de la música que extrañaban una curatoría que no se rigiera por los ránkings actuales.

PH: Mila Belen

El arribo del festival traído desde Barcelona fue con un despliegue completo, no a medias tintas, ya que la producción del evento se encargó de replicar incluso los shows satélites que se hacen en esa ciudad española cuando ocurre el Primavera Sound.

Así artistas como Japanese Breakfast, Bad Gyal y Boy Harsher, se presentaron en diferentes recintos de Santiago en la previa del festival. Incluso, antes de eso, se realizó el “Road to Primavera Sound”, evento que contó con grandes nombres como Jack White y Pixes. 

El festival comenzó de manera formal el viernes 11 de noviembre en una jornada que tuvo como número estelar al dúo estadounidense, Beach House, que llegaban por segunda vez a nuestro país para presentar su aplaudido nuevo disco “Once Twice Melody”.

En más de una hora de show y con el agradecimiento de los propios músicos que agradecían poder hacer un show un poco más largo considerando que era un festival, la dupla de Baltimore concentró su hipnótico show en sus dos últimas producciones: el ya mencionado “Once Twice Melody” y “Depression Cherry”.

Ph: Mila Belen

Las atmósferas que crea el grupo están hechas para ser escuchadas de noche, por eso se agradece aún más que hayan tocado una vez que se escondió el sol. Un sonido perfecto, una puesta en escena sobria, pero a la vez atractiva, y todo el arsenal de emotivas canciones que tienen, fue suficiente para ganar nuevos fanáticos y dejar contentos a los ya existentes. Un show redondo de una banda que sigue mejorando con los años.

Para el sábado las miradas se concentraban en el regreso de Arctic Monkeys a territorio nacional y con un nuevo disco nuevo bajo el brazo. Pero antes de ese “cierre” la jornada tenía grandes atracciones, entre ellas, Lorde, Interpol, Japanese Breakfast, Phoebe Bridgers y Arca.

En el último slot con luz día, y cuando comenzaba a caer la lluvia, se presentaba la banda neoyorquina, Interpol, uno de los nombres más queridos del cartel. A pesar de que se habían presentado en diversas oportunidades en Santiago, desde el primer acorde se notó que esta vez sería distinta a las anteriores.

Y la confirmación vino del propio Paul Banks, quien al entonar “surprise, sometimes, will come around”, dio cuenta de que su voz estaba más cuidada que nunca y que atrás quedaron esos vibratos irregulares y esa falta de fuerza que a ratos mostró en sus últimos shows en el país. No solo su forma de cantar fue diferente, también su actitud con el público. Si bien siempre se ha mostrado afable con sus fanáticos chilenos, en esta oportunidad estuvo particularmente sonriente y comunicativo.

PH: Ignacio Gálvez

En un castellano perfecto dio las gracias varias veces, aseguró que cada vez que venían se sentían como en casa y que era un placer estar de regreso. Eso encendió aún más a un público que coreó canciones nuevas como “Toni” o “Fables” y que vibró con clásicos como “Evil”, “C’mere” y “Narc”. Temas que fueron ejecutados con la precisión que ofrece la batería de Sam Fogarino y la solidez de la guitarra de Daniel Kessler.

Como es costumbre en este tipo de festivales, la banda bajó las cortinas tras una hora de show en las que tocó 13 canciones y en que “Slow Hands” fue la guinda de la torta. Por lejos la mejor presentación del grupo desde su debut en marzo de 2008.

El plato fuerte, el número que todos esperaban bajo la lluvia, Arctic Monkeys, llegaba hasta el escenario principal del festival para desatar la locura de sus fanáticos que repletaban el escenario Santander.

Lo de los ingleses fue una ceremonia de principio a fin, con el magnetismo de Alex Turner llenando cada uno de los espacios del escenario ante público completamente entregado desde la primera canción.

Su repertorio fue completamente balanceado en cuatro discos: “AM”, “Favourite Worst Nightmare”, “Humbug” y su reciente producción, “The Car”.

PH: Mila Belen

Así sonaron hits como “Brianstorm”, “Cornerstone”, “Do I Wanna Know?”, “Teddy Picker” y “505”, entre otras, para el delirio de las más de 30 mil personas que llenaban ese escenario.

Luego de un breve encore, el grupo regresó para sus últimos tres temas, cerrando con la ya clásica, “R U Mine?”, para un show que tuvo los ingredientes para ser recordado por largo tiempo.

El último día de festival tuvo unas condiciones climáticas completamente distintas a la jornada anterior, sol radiante y muchísimo calor marcaron un domingo que tenía como plato destacado a la cantante islandesa, Björk.

Antes de la actuación de la europea, hubo varios artistas que destacaron con sus propuestas. Un poco pasadas las cuatro de la tarde salió al escenario el cantante sueco, José González, quien llegaba a presentar su último LP, “Local Valley”. El destacado compositor es muy querido en nuestro país y así quedó demostrado desde el comienzo de su set.

“Killing for Love”, “Teardrop” (original de Massive Attack), “Blackbird” (original de The Beatles) y “Down the Line”, marcaron los primeros dos tercios de su show con una mancomunión completa con el público.

Para el final dejó lo mejor, ya que de su primer álbum sonaron “Crosses” y su clásico “Heartbeats”, para cerrar todo con la hermosa “El Invento”, canción en español de su último LP. Aplauso cerrado para González que se despidió con una enorme sonrisa del escenario.

A continuación, uno de los grandes shows del festival ocurría unos metros más allá en otro de los escenarios principales: Jessie Ware y su enorme desplante escénico hacían bailar al público que se congregaba en grandes números para verla.

PH: Mila Belen

Basando su setlist casi exclusivamente en su última producción, el aplaudido “What’s Your Pleasure?”, la británica hizo un show que, sin duda, conquistó a sus propios fanáticos y también a aquellos que no la conocían.

Con un coro de bailarines y músicos de calidad en vivo, la energía de su show siempre estuvo arriba, tanto así, que sacó del setlist uno de sus grandes canciones, la balada de medio tiempo, “Wildest Moments”, en favor de temas más upbeats. Todo un acierto finalmente.

Si bien, no era el número que “cerraba” la jornada, el show que daba Björk, sin duda, se enmarcará dentro de lo mejor que vimos durante el fin de semana.

La islandesa llegaba en un formato distinto a su anterior visita, ocurrida 10 años atrás en Lollapalooza Chile, esta vez, Björk se presentaba en modo sinfónico, y lo hacía con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chile (FOJI), compuesta por jóvenes músicos que vivían un sueño tocando en ese marco y con una figura mundial como lo es la europea.

La voz de Björk era la protagonista en todo momento y la orquestación, el complemento perfecto para un momento mágico y donde el tiempo parecía encapsularse. Así pasaban sus canciones, con algunos puntos altos como por ejemplo, cuando sonaron los acordes de “Come to Me”: emoción total del público y ovación extendida una vez terminada.

El setlist estuvo más cargado a su disco de 2015, “Vulnicura”, pero sin dejar de lado el resto de su discografía. Incluso, se dio el lujo de no interpretar uno de sus temas más conocidos: “Army of Me”.

PH: Santiago Felipe

Ya casi llegando al final de su set, y mientras se escondía el sol, Björk le agradecía al público y se maravillaba ante el entorno geográfico del lugar: “No puedo creer estas montañas. Mírenlas”, expresaba con emoción. La versión techno de “Pluto” fue la última canción que sonó ante el aplauso generalizado del público presente. Un show mágico de principio a fin.

Más artistas tocarían después de la islandesa, Mitski, Charlie XCX y Travis Scott, entre otros, para coronar una jornada ecléctica. Y tal vez es eso lo mejor de este festival, no son sólo tres grandes headliners, sino que es un cartel de calidad con propuestas atractivas y mucha diversidad, para todos los gustos. Un evento con una línea editorial propia y eso en estos tiempos, marca mucha diferencia.

Larga vida al Primavera Sound Santiago.

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