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The National: “Aprendimos que lo imperfecto tiene mucha más honestidad que lo perfecto”

Se tomaron el más extenso receso entre discos en su carrera para volver recargados con un trabajo que resume perfectamente lo que es The National. Algo hay distinto esta vez, ya que Matt Berninger y compañía soltaron las amarras del perfeccionismo y se dejaron llevar por la corriente. En conversación exclusiva con Playlist, Berninger cuenta la historia detrás de su triunfante nuevo álbum, “Sleep Well Beast”.

Por Hernán Carrasco C.

Diez años han pasado desde que The National entregó “Boxer”, el álbum que cambió todo para ellos. En la década que siguió a ese lanzamiento, los liderados por Matt Berninger han estado tocando prácticamente en todo el mundo y no a causa de ese LP específicamente, sino a los excelentes trabajos que publicaron después. Porque si hay algo que define la trayectoria de esta banda nacida en Cincinnati, es la consistencia a la hora de componer nueva música. The National es de esos grupos que logran superarse con cada lanzamiento. Cuando la mayoría pensaba que “Boxer” era su tope creativo, regresaron con “High Violet”, una exquisita colección de canciones que hizo que pasaran de ser los “regalones de los críticos” a una banda para ser disfrutada por todos. No es que la música de los estadounidenses pueda ser considerada mainstream –de hecho está muy lejos de serlo–, sino que los tópicos y la sonoridad que han adquirido durante los últimos años, los han hecho mucho más accesible para oídos alejados al indie. Prueba de ello ha sido su colaboración en películas tan taquilleras como “The Hunger Games” o en series de televisión como la aplaudida “Game Of Thrones”, donde aportaron con nuevas canciones para ambas instancias. Nada de lo que ha pasado con The National –desde su homónimo primer álbum hasta a este nuevo LP llamado “Sleep Well Beast”–, ha sido de la noche de la mañana, sino que viene desarrollándose desde hace mucho tiempo.

“Bueno, imagina que Aaron y Bryce se conocen desde antes que nacieran, y el hecho que sean familia y que todos nos conozcamos del mismo lugar, y desde hace tanto tiempo, sin duda que es parte importante de nuestra química. Igual pienso que hay muchas bandas que son compuestas por hermanos y familia que no se mantienen juntas. Por otro lado tienes a bandas como U2 y R.E.M. que no tienen lazos familiares entre ellos y que se mantienen o mantuvieron por mucho tiempo. En Radiohead también hay hermanos. Bueno, en Oasis también, pero no se aguantaron por tanto tiempo. Al parecer la durabilidad del grupo depende del tipo de hermanos que la compongan”, dice entre risas, Matt Berninger, vocalista de The National, al teléfono desde la soleada Los Angeles.

Ahora todos ustedes viven en ciudades diferentes y recuerdo algo que me dijo Fran Healy de Travis hace unos años. Fue algo así como “la clave para durar como banda es pasar mucho tiempo alejado del resto del grupo”. ¿Eso tiene alguna lógica para ti?
– Sí, eso tiene mucho sentido. Eventualmente uno se aburre del otro. Eso pasa también con la gente que amas si es que no tienes tiempo suficiente para ti mismo. Así que tiene mucho sentido lo que te dijo Fran. A mí, personalmente, me gusta ser una persona solitaria, por lo que si no estoy solo, me pongo un poco ansioso. Así que hago todo lo posible para poder esta por mi cuenta y estar tranquilo. Así que sí, probablemente la distancia sea un buen aliado para mantener a las bandas de rock juntas. No tengo idea si eso se aplicará para las de pop (risas).

Y tiempo aparte es lo que más tuvieron los miembros de The National antes de grabar este nuevo álbum porque, a diferencia de diez años atrás, ninguno de ellos vive en Brooklyn. Aaron Dessner (guitarra) vive en Copenhagen, su hermano Bryce (guitarra) en Paris. Berninger vive ahora en Los Angeles. Mientras que los hermanos Devendorf están repartidos en la misma costa, pero en diferentes ciudades: Scott (bajo) en Long Island y Bryan (batería) en Cincinnati.

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Para grabar “Sleep Well Beast”, el plan fue juntarse en una casa que posee Aaron en las afueras de Nueva York, casi inserta en un bosque. En ese ambiente distendido se craneó el “libre en espíritu” nuevo disco de The National, un trabajo que ve a la banda aflojar un poco en el perfeccionismo y confiar más en el instinto que tienen como grupo. El ADN de su música se mantiene, pero el abanico sónico se amplió mucho más. Esa obsesión por encontrar la canción perfecta quedó atrás: a diferencia del pasado, ninguno de los doce temas de este nuevo LP, necesitó de 80 versiones antes de grabar la pista definitiva, como sucedió, por ejemplo, con “Lemonworld” de “High Violet” (2010).

“Esta fue la vez que más tiempo nos tomamos entre discos, es verdad. Aaron me empezó a mandar material cuando aún no terminábamos con la gira de ‘Trouble Will Find Me’, así que no sé cuándo empezó el proceso para este disco en realidad. El hacer un álbum ahora lo veo como plantar un árbol. Va creciendo de a poco hasta llegar a su madurez. Hay momentos en que Aaron y yo no nos hablamos por semanas, porque estamos enojados o por cualquier otra razón, pero aún así nos mandamos canciones. Y esa situación hace que tratemos de enviarle algo mejor al otro y así ganar esa discusión. Al final, ese ida y vuelta, ha resultado beneficioso para nosotros a nivel artístico. Nos enojamos, pero siempre al final nos reconciliamos. No dejamos que ganen nuestros egos”, explica con jovialidad Berninger sobre los inicios del nuevo disco.

La elaboración de nueva música comienza con un esquema de canción de los Dessner, luego los Devendorf agregan la base rítmica y al final es Berninger el que recibe ese demo y empieza a cantar sobre la pista. “Antes tenía un libreta donde anotaba letras y letras. Ahora todo comienza con la música. Ya no escribo sin escuchar la música. Los muchachos me mandan algo, lo pongo en el GarageBand (software computacional) y empiezo a tararear o cantar incoherencias con ese demo. Pasa mucho tiempo antes de que encuentre las letras para una canción. Aún sigo escribiendo sobre mis miedos, inseguridades o amor, sólo que trato de ir más lejos en esos tópicos”, revela el músico. Y claro que esta vez fue lejos. Tan lejos que una de las canciones del nuevo LP (“Guilty Party”) trata sobre el divorcio con su mujer, Carin Besser, separación que no existe porque están felizmente casados. De hecho, Besser –antigua editora del New Yorker– le ha ayudado a Berninger a escribir varias de las letras de los temas de The National, incluido ese último. “Eso de que gracias al matrimonio te transformas en una sola entidad con tu mujer es una jodida mentira. Tú y ella siguen siendo dos bestias individuales viviendo en una misma jaula esperando el próximo fracaso o el próximo momento feliz. Tal vez todo lo que buscas es tener una compañera. A muchos no les gusta estar solos, a mí me gusta estar solo por mucho tiempo durante el día, pero necesito a alguien que me ayude a no hundirme. No es que seamos un pareja loca o que nuestro matrimonio se está cayendo a pedazos como dice la letra de ‘Guilty Party’. Ella ha estado escribiendo conmigo desde ‘Boxer’, porque es una escritora y es un genio. Ella es mi inspiración y es la causa de mis miedos, frustraciones y sobre todo, de mi felicidad. He estado escribiendo con ella y sobre ella, desde que la conocí diez años atrás. Aunque escribo de otras mujeres también (risas). Generalmente escribes sobre ti mismo, y mi mujer es parte de mi vida, así que también lo que escribo tiene que ver con ella y es una forma sana de hacerla parte de esto. Nuestro matrimonio es muy saludable por eso”, reflexiona Berninger sobre el rol de su mujer en las letras que él canta, para luego agregar que “yo escribo el 90% de las letras, pero el 50% de las mejores líneas de nuestras canciones, las escribe ella. Si hicieras una encuesta entre nuestros fanáticos, sobre las frases favoritas de canciones de The National, la mitad serían de Carin. Y ella sabe eso (risas)”.

NUEVAS MECÁNICAS PARA VIEJOS CORAZONES

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Siete discos lleva The National a la fecha. Comenzaron con un sonido más crudo y tal vez no tan melódico como el que escuchamos ahora en “Sleep Well Beast”. Los progresos sónicos de la banda no han sido tan marcados, sino que se han ido construyendo lenta y progresivamente a través de su discografía. ¿Qué es lo que buscaban lograr esta vez con su nuevo disco? Berninger dice que no lo sabe, aunque el resto de la banda puede opinar distinto. “No, no teníamos idea de que iba a pasar con este álbum. Yo no hablaba de eso. Yo sabía que los muchachos querían hacer algo más aventurero. Yo también lo quería, pero no tuvimos ninguna conversación sobre, por ejemplo, usar más elementos electrónicos. Lo que sí hicimos fue liberarnos de viejas barreras y atrevernos en nuevos caminos para llegar a una canción. El abrir el proceso creativo a diferentes colaboradores nos hizo aprender a no poner ningún tipo de barreras ni etiquetas en lo que estamos haciendo. No decimos esta canción debería sonar de esta manera y no de esta otra. Nos dejamos llevar. Por ejemplo, Aaron en un momento tenía un fragmento de música en piano y se la pasó a Justin (Vernon, vocalista de Bon Iver) para que la arreglara y yo estuve de acuerdo con eso, porque no veo a Justin como alguien externo, sino que todos somos parte de algo más grande”.

Siento que este disco es mucho “más libre” que los anteriores. Como que no trataron de que todo encajara perfectamente esta vez. ¿Lo sentiste así también?
– Bueno, es verdad. No te tratamos de hacer todo perfecto esta vez. Creo que aprendimos que lo imperfecto tiene mucho más honestidad que lo perfecto, así que tratamos de ser imperfectos siempre (risas). Creo que estábamos muy emocionados y empezamos a valorar más, todas las imperfecciones que había en el disco. Antes cuando llegábamos a mezclar, tratábamos que todo estuviera pulido, ahora es al revés y buscábamos que el resultado no estuviera pulido, que fuera diferente a lo que tenía que ser.

¿Qué otras cosas cambiaron del proceso esta vez?
– Antes las canciones comenzaban casi siempre en el piano o en la guitarra, ahora estamos componiendo de pequeñas partes o fragmentos, y grabando en diferentes lugares y a horas que no estábamos acostumbrados a hacerlo. Sobre todo de noche. Era como amarrarte un brazo detrás de la espalda y tratar de hacer todo con un sólo brazo. Era un desafío. Yo mismo empecé a grabar en diferentes lugares donde me llegará la inspiración y a veces eso ocurría en la madrugada, por lo que tenía cantar muy despacio para no despertar al resto. Ese proceso hizo que cambiara mi forma de cantar también. Desde a mediados de mis 30 (años) he despertado con las primeras luces del día y a esa hora es cuando trabajo en las canciones. Ese rango entre las 5AM y las 8, es cuando me dejo descargo y me dejo llevar. Creo que el resultado final es más sobre el proceso que de la idea que tienes al comienzo.

Hablando de ideas, hay dos canciones “pesadas” en el nuevo disco (“Day I Die” y “Turtleneck”) que me recuerdan un poco a “Mr. November” y “Abel”. ¿Han considerado alguna vez hacer un álbum más pesado? Creo que ese lado de The National es muy bueno.
– Hemos… Yo, yo he tratado de alejarme intencionalmente de “Available”, “Abel”, “Mr. November”… Cada disco tiene una de esa canciones en el mix, pero creo que no podría hacer un álbum entero así, porque no me siento con esa rabia todo el tiempo y no podría escucharlo ni yo mismo (risas). “Turtleneck” son tres minutos y medio de terror, frustración, sexo y política. Se siente como un golpe instantáneo. Creo que ese tipo de sentimientos no podría prolongarlos por todo un disco… A menos que algo pasara y me sintiera de ese modo. Creo que nunca hablamos del tipo de álbum que queremos hacer, sino que tratamos de cambiar nuestros procesos y así tener un disco más correcto, más orgánico, más honesto, más fluido y con menos barreras. Cada vez que teníamos reglas acerca de cómo debería ser un álbum, nunca nos ayudó. Es como si dijeras: “vamos a comer y durante la comida tengamos estas seis conversaciones”. Tú no haces eso. Yo no hago eso tampoco. Nadie lo hace.

ARTE, KATY PERRY, TRUMP Y LOLLAPALOOZA

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“Creo que el arte es sólo arte si es que expresa algo. Algo que tal vez no lo puedas poner en palabras. Un buen cuadro no es sólo un buen cuadro porque tiene unas bonitas flores sobre una mesa, sino que es un buen cuadro porque se ve como alegría o como tristeza. Eso es el arte. Así que si no estás hablando sobre política, amor, sexo, tristeza, euforia, miedos, ¿De qué es lo que hablas? ¿Haces una cronología de tu historia de citas? No entiendo lo que haces. ¿Estás poniendo palabras juntas esperando que rimen y luego que todos la puedan cantar? No lo entiendo. No entiendo a la mayoría de los artistas pop y lo que cantan. Ocasionalmente disfruto de alguna de esas canciones… ‘Last Friday Night’ de Katy Perry, por ejemplo. Puedo entenderla perfecto porque sé la emoción que hay detrás de un viernes en la noche y todo lo divertido que puede ser. Disfruté mucho esa canción. Pero aparte de eso, ninguna de esas canciones pop resuelven mis problemas. Para liberar tensión o tener más energía en el gimnasio, funcionan bien. Yo no puedo escribir una canción como esa”, dice riendo Berninger sobre los tópicos que aborda en las letras de The National. “Siempre me confunde cuando los músicos deciden evitar la política. Es como evitar hablar de amor. ‘Llámame un artista, pero no voy a hablar de amor’. Probablemente ese artista no me interese para nada. No hay divisiones a la hora de hablar de romanticismo o política, porque la política influye en todo lo que hacemos en nuestro día a día”.

Hay una historia que se repite casi siempre con cada nuevo álbum de The National: siempre están en proceso creativo alrededor de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Cuando finalizaban “Alligator” (2004) la lucha por el salón oval estaba entre George W. Bush y John Kerry. Años más tarde, mientras mezclaban “Trouble Will Find Me” (2013), la elección estaba entre Barack Obama y Mitt Romney. Este año mientras hacían “Sleep Well Beast”, el golpe político fue más duro con la elección de Donald Trump como presidente. “Para mí fue una cosa catártica de hacer. Amo el nuevo disco, creo que funciona como queríamos. Fue un proceso divertido, pero oscuro. Por lo menos la mitad de las canciones y casi todas las letras, fueron escritas después que ganó Trump. Para hacer este disco nos fuimos casi como a un retiro espiritual. Y mientras estábamos ahí, no veíamos noticias ni nada que nos deprimiera. Empecé a pensar en los problemas que yo tenía, más que pensar en cuál es el problema con Donald Trump. Todos saben cuál es el problema con Trump. Es un niño asustadizo mimado y que ahora se transformó en un admirador nazi porque es un estúpido imbécil. Pero Trump no es complicado, su personaje es sencillo. Lo que me interesaba saber era lo que pasaba conmigo. Y si de paso ayudaba a alguien a sentirse identificado con eso, mejor aún”, reflexiona Berninger sobre cómo siente al nuevo disco.

A la hora de hablar sobre su canción favorita de “Sleep Well Beast”, Berninger no desaprovecha la ocasión para repasar al partido republicano de Estados Unidos. “Bueno, realmente depende de dónde esté yo emocionalmente. ‘I’ll Still Destroy You’ podría ser una de ellas, pero en este momento mi favorita es ‘Walk It Back’ porque el idiota de Karl Rove (político republicano y que sirvió bajó el alero de George W. Bush) se sintió aludido con nuestra canción. Está siendo perseguido por su propio trabajo maligno. Y no puedo creer que llamó a la canción ‘euro-tech pop’ (risas). Lo que realmente me hace feliz es que Karl Rove escuchó a Lisa Hanningan (cantante que hizo la segunda voz en esa y más canciones del disco). Y que escuchó sus propias palabras volver a él. Y como es un estúpido imbécil y contestó al trolleo de Newsweek (medio estadounidense que le pidió su opinión sobre la canción) esas palabras están siendo repetidas en todo el mundo. Él lo niega y todos sabemos que dijo esas palabras. Lo tengo debajo de mi bota”, finaliza riendo el graduado de la Universidad de Cincinnati.

Yo pensé que luego de la elección de Trump, ustedes iban a hacer un disco mucho más agresivo que este…
– No podía aguantar más rabia, la verdad. O sea, hay mucha rabia en este disco. “Turtleneck” es pura rabia. Pero lo que necesitábamos era acogida. Y tranquilidad. Y cariños después de eso. Fue un shock que haya ganado, pero no debería haber sido. Todo lo que él estaba predicando y vendiendo, sobre los inmigrantes, sobre el Obamacare, sobre el proteccionismo de Estados Unidos. Él es un supremacista blanco e idiota desde que lo conocimos. Ha sido el idiota más grande de EEUU por 25 años. Así que cuando él baja la escalera y dice ‘soy un idiota supremacista blanco y no me gusta Obama, los inmigrantes y las mujeres’, a todos parece importarle nada porque lo sabíamos de antes. El racismo en esa frase está anestesiado por su discurso previo… Creo en el potencial de Estados Unidos y la gente buena que no es seguidora de Trump (risas). Yo amaba a Obama, él fue el mejor presidente que hemos tenido. Lamentablemente al mejor le sucedió el peor de todos. Trump fue elegido y a las pocas semanas teníamos a nazis recorriendo las calles. Es un maldito desastre.

Bueno, acá en Chile no llegan nazis, ese debe ser un punto a nuestro favor. ¿Listo para tu show del próximo año en el Lollapalooza Chile?
– (risas) Otra de las razones para amar Chile. Puedes contar que estamos listos. Guárdame unos vinos chilenos, los vamos a necesitar.

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